El Laberinto Electoral Venezolano:
Irregularidades, Demoras y Obstáculos en el Registro y Actualización de datos de Electores.

por Marvin Joseph K.
(pseud.)

 

"Los Vogones son una de las razas más desagradables de la galaxia—no son realmente malvados, pero son malhumorados, burocráticos, formales y desconsiderados." Douglas Adams

01 Septiembre 2024

 

En Venezuela, la falta de sincronización entre el Registro Civil y el Registro Electoral ha creado un laberinto burocrático que, con el estilo característico de una saga sarcástica cósmica, impide a los ciudadanos actualizar sus datos de forma eficiente. Esta desconexión, no solo complica la inscripción de nuevos votantes, sino que también obstaculiza la depuración de registros obsoletos, condenando a todos a una espiral sin fin de papeleo y frustración. Desde la imposibilidad de inscribirse en consulados lejanos, lo cual sería divertido si no fuera tan desesperante, hasta las irregularidades en la actualización de datos, el sistema electoral se enfrenta a desafíos críticos, que harían reír si no fueran tan trágicamente inevitables. Este artículo, porque aparentemente la desesperación necesita ser documentada, examina las deficiencias actuales, las dificultades para los venezolanos en el extranjero, y propone reformas urgentes, para restaurar la integridad y la accesibilidad del proceso electoral, aunque todos sabemos que el universo probablemente no esté escuchando.

 

  1. La desconexión entre el Registro Electoral y el Registro Civil

El Registro Civil y el Registro Electoral venezolanos están gestionados por entidades distintas dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE). La Ley Orgánica de Registro Civil (art. 52) estipula que debe existir una interconexión automática entre la Oficina Nacional de Registro Civil y la Oficina Nacional de Registro Electoral para facilitar la inscripción y actualización de datos electorales. Sin embargo, en un giro cósmico de ironía, esta interconexión rara vez se lleva a cabo en la práctica, obligando a los ciudadanos a acudir personalmente para actualizar su información. Porque, por supuesto, en un mundo donde todo lo digital debería ser instantáneo, los ciudadanos deben vivir la experiencia de un viaje de ida y vuelta al pasado. Esta desconexión, casi como si estuviera diseñada por una inteligencia artificial con un sentido del humor extremadamente cruel, no solo complica la inscripción de nuevos votantes, sino que también dificulta la depuración del registro para eliminar registros obsoletos, como los de personas fallecidas o aquellas que han renunciado a la nacionalidad venezolana. Pero no hay que preocuparse, todo este caos es solo parte del proceso, ¿verdad?

 

  1. La discontinuidad del Registro Electoral

El Observatorio Electoral Venezolano (OEV) ha señalado que el Registro Electoral es "discontinuo tanto dentro como fuera del país". Esta discontinuidad, contraviniene sin escrúpulo alguno lo establecido en el artículo 28 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE), que establece el principio de continuidad del registro, impidiendo que los ciudadanos realicen actualizaciones o inscripciones cuando lo necesitan, afectando la integridad del proceso electoral. Porque, claro, ¿quién no ama una buena dosis de incertidumbre electoral para mantener la vida interesante?

 

  1. Sobre el registro de electores residenciados en el extranjero

Para los venezolanos en el extranjero, la inscripción y actualización de datos deben hacerse en los consulados correspondientes al país o ciudad donde residen, pero estos consulados solo ofrecen el servicio durante jornadas especiales dictaminadas por el CNE. Estas jornadas, escasas y de corta duración, parecen diseñadas con el único propósito de agregar un toque extra de frustración a nuestras vidas. Además, la LOPRE (art. 24) exige que los venezolanos en el extranjero tengan residencia legal en el país donde se encuentra el consulado, una condición que, parece producto de una secta que venera la burocracia, ha sido criticada por organizaciones como Voto Joven, Espacio Público, Alerta Venezuela y el OEV por considerarla discriminatoria. Porque, ¿por qué no mejor permitir que sea otro país quien decida si un ciudadano venezolano puede participar en los procesos electorales venezolanos?

Debido al reducido número de consulados, causado por las tensas relaciones diplomáticas del régimen venezolano con la comunidad internacional, los venezolanos en el extranjero se ven obligados a viajar internacionalmente a otro país para inscribirse o actualizar sus datos en el registro electoral, como si una simple actualización de datos fuera la excusa perfecta para un pequeño viaje internacional. Incluso aquellos que residen en países con consulados a menudo deben viajar grandes distancias hasta la ciudad más cercana con un consulado habilitado, lo que dificulta que puedan acceder a este servicio de manera reiterada. Porque, después de todo, ¿quién no disfruta de una buena excursión para realizar trámites burocráticos?

Para que los venezolanos ejerzan su derecho al voto en el extranjero, deben visitar el consulado al menos dos veces: una para registrarse o actualizar sus datos y otra para votar el día de la elección. La falta de continuidad en el registro electoral fuera del país no solo impide que los ciudadanos aprovechen sus visitas consulares para realizar otros trámites, como la solicitud o retiro de pasaportes, sino que también pone en evidencia una deficiencia en la garantía de sus derechos fundamentales. Porque, al parecer, la burocracia debe ser una experiencia completamente inolvidable. Según los artículos 2, 3, 4 y 63 de la Ley Orgánica del Poder Electoral (LOPEL), es responsabilidad del poder electoral asegurar tanto el derecho al voto como el derecho a la identidad. Algo que, curiosamente, parecen estar haciendo todo lo posible por evitar incumplir, puesto que la necesidad de múltiples visitas y la dificultad para acceder a servicios esenciales reflejan una brecha significativa en el cumplimiento de estas responsabilidades, subrayando la urgencia de reformas para mejorar el sistema de registro e identificación y garantizar una participación electoral justa y accesible para todos los venezolanos. Aunque, siendo realistas, ¿quién tiene tiempo para esperar reformas cuando podemos simplemente disfrutar del caos actual?

Otra crítica de las organizaciones no gubernamentales venezolanas de derechos electorales es que el artículo 29 de la LOPRE reconoce como único documento de identidad válido para inscribirse en el registro electoral la cédula de identidad venezolana, un documento que solo puede emitirse en Venezuela. Esto significa que, para poder votar en el extranjero, los venezolanos deben tener consigo una cédula de identidad vigente o vencida, lo cual es imposible para aquellos nacidos en el extranjero que nunca han tramitado este documento en Venezuela o para aquellos que hayan extraviado su documento. Pero, ¿qué sería de la vida sin estas pequeñas complicaciones adicionales para mantener las cosas interesantes?

En la actualización para el proceso electoral del 28 de julio de 2024, el período establecido para que los venezolanos pudieran registrarse o actualizar sus datos en los consulados fue del 18 de marzo al 16 de abril del 2024. En su boletín número 125, el OEV denunció múltiples irregularidades durante esta jornada, tales como:

  • La recepción tardía de los equipos, materiales e instrucciones necesarios en los consulados. Porque, ¿qué mejor manera de comenzar una jornada de registro electoral que sin equipos?
  • Instrucciones que exigían requisitos no previstos en la legislación venezolana, como poseer permisos de residencia con validez de al menos dos años al momento de la inscripción. Claramente, porque hacer las cosas difíciles es un arte.
  • Demoras injustificadas por parte de los funcionarios en el procesamiento de los trámites. Porque, si no puedes tener eficiencia, al menos puedes desarrollar la paciencia.
  • Consulados que habilitaron el registro con más de dos semanas de retraso. Solo para añadir una pizca de ansiedad adicional a tu vida.
  • Denuncias de que los trámites de actualización de datos fueron negados o puestos en espera, exigiendo a los electores asistir nuevamente para presentar documentación adicional o repetir el proceso debido a inconsistencias. Porque, ¿quién no ama repetir los trámites hasta convertirse en especialista de lo absurdo?

Irregularidades en el proceso electoral también fueron denunciadas por Juan Carlos Delpino Boscán, uno de los actuales rectores del CNE, mediante un comunicado publicado en sus redes sociales el 26 de agosto. Debido al temor de represalias por su abierta oposición y sus valientes denuncias, Delpino Boscán ha permanecido con un perfil bajo, escondiéndose desde el día de la elección para protegerse. Porque, evidentemente, el precio de la honestidad en el teatro electoral es la reclusión voluntaria.

Después de completada la jornada de registro electoral en el extranjero, de acuerdo al periódico El País, solo alrededor de 69,000 electores quedaron habilitados para votar en los distintos consulados internacionales. Sin embargo, según estimaciones del OEV, más de 5 millones de venezolanos en edad de votar residen en el extranjero. Esto significa que las dificultades e irregularidades mencionadas anteriormente impidieron que la mayoría de los residentes en el extranjero pudieran inscribirse, lo que resultó en la exclusión y el silenciamiento de la voluntad de millones de venezolanos en las elecciones del 28 de julio. Pero, ¡qué ironía tan poética! Si un árbol cae en un bosque y no hay nadie para escucharlo, ¿acaso hace ruido?

 

  1. Cambio de Puntos de Registro Electoral durante la jornada de Registro

El movimiento de jóvenes #HolaTuInscríbeteRE también denunció el cambio de 19 de los puntos habilitados para la inscripción y actualización de datos en el registro electoral a nivel nacional sin que el CNE hiciera notificación a la ciudadanía de dichos cambios ni de la nueva ubicación de los puntos de registro. Estas irregularidades crearon mucha confusión entre los electores sobre dónde debían acudir para registrarse o actualizar sus datos. Pero, vamos, ¿quién no disfruta de una buena caza del tesoro cuando se trata de derechos civiles?

 

  1. Modificaciones a la Distribución de Electores, Centros y Mesas Electorales

El 18 de junio, a solo 40 días del proceso electoral, la líder opositora María Corina Machado denunció que el CNE había modificado la distribución de electores, centros y mesas electorales. Sorprendente, ¿verdad? Este cambio, que seguramente nadie vio venir, provocó la reubicación de miembros de mesa y desestabilizó el meticulosamente diseñado sistema de testigos que los candidatos habían preparado para los comicios. Además, porque nada grita "elecciones justas" como pequeños cambios de última hora, donde varios electores también reportaron modificaciones arbitrarias en su domicilio y centro electoral antes de las elecciones.

 

  1. Seguridad y Prevención de Irregularidades relacionadas al Registro Electoral.

El sistema electoral venezolano cuenta con mecanismos de seguridad para prevenir la usurpación de identidad y otras irregularidades. Claro, porque todos sabemos que en un sistema tan... "confiable", es necesario contar con un par de medidas adicionales. Uno de los principales mecanismos es la verificación de huellas dactilares. Al momento de ejercer el voto, si la huella de un votante no coincide con la registrada, solo se puede autorizar su voto con una clave especial que introduce el coordinador del centro electoral, y deberá dejarse constancia de esta irregularidad. Qué tranquilidad saber que todo está tan bajo control... con un botón.

Además, el sistema está diseñado para prevenir el uso repetido de la clave especial. Para reactivar esta clave, es necesario que voten al menos otros ocho electores con huellas dactilares verificadas exitosamente. Como en un juego, pero sin diversión. Estos mecanismos impiden la votación sistemática con identidades falsas o suplantadas. Tal y como explican el periodista Eugenio Martínez y la ex rectora del CNE Griselda Colina en entrevistas para Efecto Cocuyo, citadas en el artículo de Paula Rangel Barroeta del 9 de julio.

 

  1. Posibles Irregularidades y Medidas de Prevención

Aunque el sistema cuenta con medidas de seguridad, porque no podemos ser demasiado confiados, ¿cierto?, podrían surgir irregularidades si hubiera complicidad por parte del personal del CNE o del Servicio de Administración de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME), que se encarga de emitir los documentos de identidad en Venezuela. Un escenario tan improbable como una lluvia en el desierto, aunque muchos ya tienen sus paraguas listos.

Por ejemplo, durante la actualización del Registro Electoral, podría ocurrir un intercambio hipotético de huellas dactilares entre una persona fallecida y otra viva, permitiendo que se usurpe la identidad de la persona fallecida y se emita un voto fraudulento. Porque, después de todo, ¿quién no querría seguir votando después de la muerte? Otra irregularidad sería que el sistema permitiera la inscripción de una misma huella dactilar para varios electores, lo cual indicaría que el CNE no cuenta con un sistema efectivo para eliminar duplicados del registro. Actualmente, no hay información detallada disponible sobre los mecanismos de depuración que se emplean. Seguramente es porque todo funciona a la perfección.

Para prevenir este tipo de fraude, es esencial llevar a cabo una auditoría interna exhaustiva del Registro Electoral, comparando la base de datos dactilares del CNE con la del SAIME. Porque, evidentemente, en un mar de entidades burocráticas poco confiables, lo que realmente necesitamos son más auditorías en lugar de simplemente reducir el exceso de burocracia. ¿Quién necesita eficiencia cuando podemos tener más papeleo? Además, sería recomendable organizar una nueva jornada de actualización para capturar huellas dactilares de todos los electores que deseen participar. Esta jornada permitiría comparar las muestras existentes con las nuevas, mejorando la detección de duplicados. Este proceso debe ser transparente y supervisado por peritos nacionales e internacionales independientes del gobierno, para asegurar la credibilidad del sistema. Una tarea sencilla, sin duda.

 

  1. Verificación Durante la Elección

Durante el día de la elección es difícil e improbable que ocurran irregularidades significativas en los centros electorales debido a las múltiples verificaciones que se realizan. Difícil, pero no imposible, lo que nos brinda una tranquilidad casi total... o al menos parcial. Sin embargo, de existir casos de fraude, estos podrían detectarse al comparar las huellas dactilares registradas en el cuaderno electoral con las del sistema de registro electoral, y contrastando las firmas de los libros con el registro de las defunciones para garantizar que no hubiese sido usurpada la identidad de algún fallecido. Porque nunca está de más asegurarse de que los muertos sigan descansando en paz, al menos en lo que respecta a las urnas...

 

  1. Propuestas para Mejorar el Sistema de Registro Electoral e Identificación

La realización de auditorías supervisadas es esencial para asegurar la integridad del Registro Electoral. Este proceso, además de garantizar la transparencia, ofrece una oportunidad para unificar el registro de la data dactilar en un único sistema a ser utilizado por los organismos de la administración pública cuando requieran verificar la identidad de un ciudadano o residente por medio de sus huellas dactilares. Porque, al parecer, el sistema fragmentado es una característica, no un bug.

Actualmente, es poco práctico que dos organismos diferentes del Estado, como el CNE y el SAIME, sean los responsables de la recopilación de datos dactilares. Parece que alguien pensó que más es mejor, pero no en este caso. Además, el hecho de que el SAIME esté adscrito al poder ejecutivo en lugar de al poder electoral y al sistema de registro civil, presenta riesgos para la independencia, uniformidad y eficacia del proceso. Porque, ¿qué es la independencia sin un toque de influencia del ejecutivo?

Una propuesta de reforma para mejorar el sistema de registro e identificación en Venezuela sería separar el SAIME en dos instituciones distintas:

  • Servicio de Administración de Migración y Extranjería (“SAME”): Este organismo seguiría adscrito al Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz. Con un nombre tan tranquilizador, ¿quién podría resistirse? Se encargaría de analizar, aprobar y hacer seguimiento a los visados y permisos de residencia para extranjeros. Una vez que un extranjero obtenga residencia legal en el país, deberá registrarse ante la autoridad de registro e identificación, quien se encargaría de emitir la cédula de residente e incorporar su información en el registro civil y electoral. Porque nada dice "bienvenido" como un proceso largo y burocrático.
  • Comisión de Registro Civil, Electoral y de Identificación: Se reformaría la actual Comisión de Registro Civil y Electoral para incluir las funciones de identificación ciudadana. Esto centralizaría la responsabilidad de recolectar y gestionar la data dactilar, asegurando que todo el proceso esté bajo la supervisión de un solo poder público. Qué maravilla, ¿no? Todo en un solo lugar para que no tengamos que lidiar con tanta eficiencia dispersa. Además, se crearía la Oficina Nacional de Identificación, que se integraría al Poder Electoral como un cuarto órgano bajo tutela de la Comisión. Esta oficina sería responsable de recolectar datos de identificación y emitir documentos de identidad para nacionales y residentes. Porque intentos de organizar a la administración pública nunca han salido mal.

Otra opción sería llevar a cabo una reforma constitucional para transferir las funciones registrales del Poder Electoral a un instituto autónomo dedicado a la identificación y data registral. Este Instituto Autónomo de Registro Civil, Electoral y de Identificación mantendría funciones conectadas, continuas, descentralizadas e independientes de los Poderes Públicos. Un sueño que quedará en el olvido.

En ambos casos, sería conveniente ofrecer los servicios de identificación a nivel nacional en las sedes de los registros civiles y en las del “SAME” actual SAIME. Esto facilitaría el acceso al crear nuevos puntos de registro y aprovecharía la infraestructura existente, incluso si coexisten dos organismos diferentes en el mismo espacio. Como si a los ciudadanos les hiciera falta otro lugar donde hacer fila.

Para los consulados, deberían enviarse los equipos e instructivos necesarios para ofrecer servicios de registro civil, electoral y de identificación de manera continua, incluyendo la posibilidad de emitir cédulas de identidad en las sedes consulares. Porque nada grita eficiencia como más trámites consulares, que en nuestro caso seguramente significarán un viajecito internacional adicional.

Estas reformas no solo podrían aumentar la eficiencia y seguridad del proceso electoral, sino que también contribuirían a la integridad del sistema de registro e identificación en Venezuela. Eso, por supuesto, si no se tropiezan con la complejidad de las soluciones. No cabe duda de que se requieren cambios en el sistema actual de registro e identificación, y es fundamental que este tema se discuta abiertamente en el espacio público. Aunque, por lo evidente que es la necesidad de reformas, la "discusión" sea solo un formalismo.

 

Conclusiones

El sistema electoral venezolano enfrenta problemas graves que obstaculizan la inscripción y actualización de datos de los electores, tanto en el país como en el extranjero. ¿Graves? ¡Qué sorpresa! La falta de conexión entre el Registro Electoral y el Registro Civil, junto con la discontinuidad en la disponibilidad del registro, ha creado barreras significativas para la participación electoral, especialmente para los venezolanos residentes fuera del país. Porque a veces la distancia no es el único obstáculo.

Para abordar estos problemas, es crucial considerar reformas que mejoren la eficiencia y seguridad del proceso electoral. Propuestas de reformas estructurales podrían resolver muchos de los problemas actuales. Implementar estas reformas y discutirlas abiertamente en el espacio público es esencial para asegurar que todos los ciudadanos puedan ejercer su derecho al voto sin obstáculos innecesarios. Porque si hay algo con lo que soñamos, es con una elección sin sorpresas... de último minuto.

Estos constantes obstáculos e irregularidades han deteriorado la confianza del electorado venezolano en los servicios de registro e identificación y en la credibilidad de las bases de datos asociadas. Por ello, es crucial realizar auditorías transparentes, supervisadas por peritos y observadores nacionales e internacionales, para restaurar la fe de los venezolanos en el Poder Electoral. Si es que todavía queda algo de fe para restaurar, claro.

 

 

 

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